Etimológicamente la palabra psicología proviene del griego psyche, que se puede traducir alma. Decir que la psicología “es la ciencia del alma” o que “es la investigación de los contenidos de conciencia”, o que “es la ciencia que estudia los fenómenos psíquicos”, no es suficiente, pues queda en pie el problema de qué es el alma, qué es la conciencia o cuales son los fenómenos psíquicos.
Actualmente no son pocos los que definen la Psicología como ciencia de la conducta. En resumen podemos definir a la Psicología como la ciencia que estudia las funciones psicológicas, como la atención, la percepción, la memoria, el pensamiento, la inteligencia, el lenguaje, y el aprendizaje. También se ocupa de la afectividad, como las emociones y la sexualidad; de las etapas evolutivas del desarrollo humano, de la conducta, la personalidad, la vocación, el trabajo y los fenómenos sociales.
Una de las especialidades o áreas de desempeño de la psicología es la clínica o en un criterio más amplio, la psicología de la salud. En el campo tradicional de la salud mental, el rol de los psicólogos clínicos también ha sufrido cambios notables en estas últimas décadas. Desde su encasillamiento inicial como psicólogo evaluador ha tomado cada vez un mayor protagonismo como profesional, cuyos conocimientos le permiten dar una nueva visión y perspectiva a los padecimientos llamados “mentales”. En relación con este aspecto merece especial mención la aportación que la psicología supuso en el cambio de los tradicionales métodos de tratamiento para los pacientes crónicos institucionalizados, transformación en la que los psicólogos han tenido un papel destacado en cualquier sitio dónde dicho proceso de cambio ha tenido lugar.
Desde la cosmovisión cristiana consideramos que la psicología provee herramientas que podrían ayudarnos para distintas situaciones que atravesamos en el ministerio, como por ejemplo la consejería cristiana, el liderazgo de grupos, la atención de familias, y otras áreas. Por eso es importante evitar la filosofía que acompaña a algunos de los autores y precursores de la psicología, sino más bien concentrarse en lo que la psicolgía clinica aportaría al ministerio que el Señor nos ha entregado.
DR. HECTOR SALINAS AYALA
DIRECCIÓN GENERAL